El montaje de cualquiera de nuestros modelos de empalizada a base de madera tratada es la decisión más correcta para diferenciar de forma física espacios que por numerosas razones cambian el carácter de su naturaleza aún dentro de un mismo entorno natural.

Nuestras vallas de madera establecen un acotamiento visual donde, sin prohibir el paso, nos inducen a respetar el límite que de forma natural intuimos entre espacios absolutamente opuestos en forma y uso. Sea entre una carretera y un bosque, sea entre un área de descanso y el campo circundante, sea dentro de un gran parque distinguiendo zonas de paseo, zonas de juegos, zonas de descanso etc. Para cada término, habrá una valla MAIM con medidas proporcionadas al caso, ostentando siempre la belleza de la madera natural, madera preservada contra la continua agresión de la intemperie.